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viernes, 30 de septiembre de 2016

 ARRAIGO

Anna Llenas, en su  "laberinto del alma", una *enciclopedia ilustrada que nos pasea por las emociones y estados por los que pasa el alma de todos/as en algún momento entre el princio y el ¿ se acabó?, escribe que sentirse arraigado es sentir que perteneces a algún lugar. El arraigo te da firmeza e identidad, te proporciona una base sólida para poder construir, asentar pensamientos y deseos, y emprender acciones, de forma que éstos se aferren a la tierra y no se los lleve el viento. Crea un lazo o vínculo que te hace sentir segura.

Últimamente nos estamos esforzando por ser " ciudadanos del mundo" y globalizándonos en mente y alma. Al ritmo que ésto ocurre, perdemos, algunos intencionadamente, nuestra identidad, la ideosincracia que nos diferencia del resto y nos hace especiales. Hoy nos dicen qué hay que llorar y en qué medida hacerlo, lo que está bonito celebrar, nos etiquetan sin conocernos y lo peor no es que ellos lo hagan, es que nosotras/os lo aceptamos y ya lo hemos normalizado, tanto , que contaminados la mente de nuestros hijos/as para que no se salgan de la norma, ser iguales parece ser una virtud, hay que esforzarse por no destacar, para no ser el soldado que pierde el paso...Llegará el día en el que, llenos de cosas, sintamos nuestros bolsillos vacios.

Educamos  en la diversidad para que respeten lo diferente. ¡Qué barbaridad!. Si todos/as nos sintiéramos diferentes y especiales no habría más que enseñar normas básicas para convivir y respetarnos, la "diferencia" sería positiva y enriquecedora , no motivo de preocupación .
Tengo la suerte de vivir rodeada de niños/as diferentes, este año de procedencias varias. Cada una/o trae consigo una maletita llena de vivencias por contarnos, de experiencias por compartir. No quiero vaciar su maleta para enseñarles a doblar la ropa a mi manera, espero que me dejen un huequecito para incorporarle algo mío.

Yo siento arraigo a un lugar, me siento de mi pueblo, estar en Carboneras y sentir que es MI lugar, puedo viajar lejos , pero siempre tener ganas de volver, pasear por la misma calle que probablemente pasearon mis bisabuelos y saber que más que vecinos entre la mayoría somos familia...es un privilegio. Es mi lugar.
El desarraigo es peligroso, termina pasando factura.Procura tener un ratito para recordar de dónde vienes, revive a menudo situaciones pasadas que te conecten con tus primeras veces y ponle a la vida todos los sentidos para, no sólo vivirla , para  sentirla.

 

Quiero compartir con vosotras/os la foto de este lugar. Para la mayoría no significará nada. A mí me huele a pan amasado, a tierra mojada, a ella. Aún escucho las voces llamándonos para la merienda, recuerdo aquella tarde en la que salió el arcoiris y me compré la caja más grande de cuétara, a ella.
Me sabe a las migas de mi abuela y a los chumbos maduros ( siempre me gustó más su olor que su sabor), a higos verdes, a ella. Y miro, desde el algarrobo donde jugaba con mi prima y tenía mis primeras charlas trascendentales, y veo tantos cosas, me veo , esa soy yo. La veo a ella y me siento más fuerte y segura que nunca. Puedo volar, pero volveré, siempre.




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